El crecimiento incontrolado de las ciudades provoca que los ciudadanos habiten en barrios periféricos de menor densidad de población, lo que hace que los desplazamientos, efectuados principalmente en coche, sean más largos y frecuentes, además de más costosos.
El aumento generalizado del parque automovilístico provoca la congestión generalizada de la circulación y los atascos, produciendo millones en perdidas debido a:
- Horas productivas perdidas.
- Abastecimiento difícil, más costoso y con retrasos para el comercio.
- Alta contaminación por los vehículos privados en circulación lenta o parados con el motor en marcha.
- Degradación generalizada de la calidad de vida de los ciudadanos que viven en las calles atascadas.
Los automóviles ocupan un precioso espacio urbano:
- Un coche está aparcado el 95% del tiempo y ocupa tanto sitio como la oficina donde trabaja su conductor.
- En el recorrido domicilio-trabajo, un vehículo privado consume entre 20 y 50 veces más espacio urbano que el transporte público.
La contaminación resulta cara, representa del 1% al 2% del PIB en los países desarrollados. Las emisiones de un autobús equivale a la de 50 vehículos privados. El tranvía genera 46 veces menos ruido que los coches y los autobuses 11 veces menos que el número de automóviles equivalentes.
Los transportes públicos respetan mucho más la vida de los ciudadanos que el vehículo privado.
No todo el mundo tiene un coche a su disposición. Los escolares, las personas mayores, aquellos que no tienen permiso de conducir, al igual que las personas de renta baja, necesitan el transporte público para desplazarse.
En los países desarrollados, el 25% de los hogares carece de coche y más del 50% de los ciudadanos no tiene a su disposición un coche para desplazarse, aunque vivan en un hogar motorizado.